Venimos de acompañar a Jesús en su sufrimiento, en el final de su vida y parece que todo ha terminado… Pero nada más lejos de la realidad: ¡todo acaba de comenzar!
Él resucitó para quedarse con nosotros, para enseñarnos a vivir siendo felices, para decirnos cómo podemos hacer el bien. Con su resurrección nos invita a ser constructores de una vida nueva para nosotros y para los demás.
El tiempo de Pascua es eso: vida nueva. Pero tenemos que ir construyéndola en el día a día. Ladrillo a ladrillo, gesto a gesto, detalle a detalle. ¡Todos y todas estamos llamados a ser constructores de la Resurrección!
Para Mary Ward, la construcción del proyecto que Dios tenía para ella también fue una labor diaria. Nunca la abandonó pese a las dificultades que encontró, porque sabía qué era lo que Dios le pedía.
Hoy nosotros también conocemos lo que Dios nos pide: hacer el bien. Y no estamos solos en esto. Son muchas personas las que construyen y resucitan contigo día a día.
¿Estás preparad@ para construir el mundo que nos hace bien?
¡Vamos allá! ¡Feliz tiempo de Pascua!